La portada occidental de San Vicente, en Ávila

La fachada principal de la iglesia de San Vicente de Ávila se levantó cuando el resto de la construcción románica ya estaba avanzada, de la mano de un taller borgoñón llegado a la ciudad, de ahí que ya muestre un lenguaje protogótico, con dos torres que delimitan un nártex a modo de galilea en la que se aloja una interesante portada, lamentablemente, no muy bien conservada en su talla.

Detalle de la portada de la fachada occidental

Fachada occidental


La portada se organiza mediante arco de medio punto de cinco arquivoltas ricamente decoradas, la primera con grifos, centauros, sirenas, basiliscos, arpías... entre una maraña vegetal que parte de una monstruosa cara en la clave; la segunda con hojas enroscadas helicoidalmente; la tercera con flores caladas; en la cuarta aparecen palmetas enroscadas; y la quinta es un grueso baquetón con arquillos que cobijan un par de esferas cada uno.

Portada de la fachada occidental

Detalle de la decoración de las arquivoltas, con una figura monstruosa en la clave de la primera

En el tímpano semicircular, a su vez, aparecen otros dos arquillos de medio punto que acogen la Parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro, recogida del Evangelio según San Lucas.

Detalle de la portada

Las arquivoltas apoyan sobre semicolumnas con diez figuras adosadas y capiteles con decoración vegetal salvo en los de los extremos, el de la izquierda con bestias y el de la derecha, muy deteriorado, con lo que parece la representación de un asno con una lira, alegoría del iletrado, del inculto que no entiende lo que oye y también como animal lujurioso y disoluto, colocados en la salida de la iglesia como aviso a los fieles para que después de su purificación tras los ritos litúrgicos, no cayeran de nuevo en la ignorancia y la lujuria.

En cuanto a la figura del parteluz, tradicionalmente considerado un Cristo Salvador del Apocalipsis, habría perdido el nimbo crucífero que lo identificaría, sin que tampoco aparezca mostrando los estigmas de la Pasión; además, porta cartela en vez de libro, de ahí que Feduchi afirme que no sería el Cristo apocalíptico, que debería mostrar el libro cerrado de los siete sellos o abierto indicando que Él es la luz del mundo, sino la primera aparición de Cristo resucitado a sus discípulos, lo que explicaría la presencia de diez figuras adosadas a las columnas, y aunque ante la ausencia de elementos identificativos, también podrían ser patriarcas, profetas o santos, lo lógico es identificarlos con diez apóstoles, pues en esa primera aparición de Cristo al tercer día de muerto, el Domingo de Resurrección, faltaban Pablo y Tomás.

Parteluz con Cristo resucitado y dos bueyes en las mochetas, que se corresponden con dos leones  en los laterales

En esta misma línea podrían interpretarse los dos monstruosos leones que parecen estar devorando a hombres enfrentados a dos bueyes de las mochetas, que simbolizarían ese segundo nacimiento, engullendo al hombre pecador para devolverlo limpio.

Parte izquierda, con los cinco apóstoles, las mochetas con el buey y el león y la primera parte de la Parábola del rico Epulón y el Pobre Lázaro

Parte derecha, con los otros cinco apóstoles, las mochetas repetidas y la segunda parte de la parábola, que aparece en el Evangelio según San Lucas

En la cornisa sobre la arquivolta superior se representan hombres y mujeres levantándose y alzando sus ojos al cielo o cruzando la vista formando parejas, desnudos o con un manto que podría identificarse, ya que algunos portan libros, con las palabras del Apocalipsis 

"Vi los muertos, grandes y pequeños, en pie delante del trono; entonces fueron abiertos los libros; fue abierto también otro libro, el libro de la vida. Y los muertos fueron juzgados según el contenido de los libros, cada uno según sus obras" (Ap., 20, 12).

Aunque si el Cristo del parteluz fuera un Cristo resucitado y no un Cristo juez del Apocalipsis, también podría ser una representación de la resurrección de los justos posterior al momento de la muerte de Cristo en la Cruz. En este sentido, la presencia de la Parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro en los tímpanos podría interpretarse en referencia al triunfo del cristianismo sobre el judaísmo, que no aceptó el mensaje de la resurrección de Jesús.

Cornisa con arquillos con hombres y mujeres semidesnudos

Detalle de la cornisa

Entre las arquivoltas y los arquillos hay una superficie vacía que no lo estuvo hasta que en el siglo XIX los restauradores decidieron picar las pinturas que contenía creyendo que iban a encontrar relieve debajo de ellas; pero no se encontró nada, quizá porque se concibió sólo para alojar pintura. 

Aunque en un espacio tan importante dentro del concepto escenográfico que estas portadas tenían, podría haberse pensado en una pintura más significativa, ésta se componía simplemente de hojas de olivo con aceitunas bordeando el semicírculo y un óvalo con tres palmas abiertas en el centro.

Fotografía antigua del tímpano de la portada principal en la que todavía se aprecian las pinturas que lo cubrían (1)

Feduchi pone esta representación en relación con la celebración del Domingo de Ramos, en la que la iglesia recibía una procesión de gran tradición que salía de la catedral y llegaba hasta este atrio. El olivo haría referencia al monte en el que Jesús paso la noche anterior a su Crucifixión y las tres palmas estarían en relación, tanto con el Domingo de Ramos como con el símbolo de los tres mártires a los que está dedicado el templo.

También podría ser, en consonancia con el significado funerario del ámbito, una galilea en la que los enterramientos fueron muy abundantes, que las ramas de olivo aludieran al pasaje del Evangelio de Mateo que dice:

"Después de haber cantado un himno, salieron hacia el monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo: Esta noche todos vosotros os apartaréis por causa de mí, pues escrito está: “Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño se dispersarán. Pero después de que yo haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea” (Mt., 26, 30-32).

En este sentido, la estructura de esta fachada occidental podría ponerse en relación con unas prácticas funerarias difundidas por Cluny, Orden con especial dedicación al rezo por los difuntos, aunque de tradición carolingia, que dieron lugar a una morfología específica en las fachadas occidentales de los templos compuesta por pórtico, torres laterales y un espacio central de dos alturas, utilizándose el ámbito superior, bajo la advocación del Santo Sepulcro o de San Miguel por sus connotaciones funerarias, para celebrar los oficios del Tridium Pascual de Semana Santa (Adoratio Crucis, Depositio, Elevatio y Visitatio sepulchri),  relacionados con el triunfo simbólico sobre la muerte. Se comenzaba con un ascenso por la torre del Evangelio, metáfora ascensional ligada al sentido de la Resurrección, al pasaje de la escalera de Jacob o la representación del ascenso de Cristo al Monte de los Olivos, se paraba en un altar para celebrar los oficios y se descendía otra vez por la torre de la Epístola.       

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Notas:

(1) FEDUCHI CANOSA, P., La Basílica de San Vicente de Ávila, Tesis doctoral, Escuela Técnica Superior de Arquitectura. Universidad Politécnica de Madrid, 2007.

Fuentes:

AGUDO VILLANUEVA, Mario, “El ciclo muerte-resurrección en la portada occidental de San Vicente de Ávila”. Revista Amigos del Románico (AdR), nº. 9, 2009, pp. 20-29.
FEDUCHI CANOSA, P., La Basílica de San Vicente de Ávila, Tesis doctoral, Escuela Técnica Superior de Arquitectura. Universidad Politécnica de Madrid, 2007.
http://viajarconelarte.blogspot.com.es/2017/01/monasterio-de-san-zoilo-en-carrion-de.html

Comentarios

Antonio Banús ha dicho que…
Fantastico. Enhorabuena, el cocido ha salido de la cazuela perfecto
Mediterraneo Antiguo ha dicho que…
Fenomenal descripción de la fachada. Muy interesante que hayas destacado la presencia del fresco de las ramas de olivo, muy enigmático, así como la seta que hay en la enjuta de los dos arquillos
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Antonio. Todavía queda "el postre". Tengo pendiente la iglesia en sí.
Sira Gadea ha dicho que…
Es también una muy enigmática seta, muy destacada, que algo tiene que significar, a la fuerza, a ver si próximas investigaciones nos dan algo de luz. Me quedo a la espera.
Anónimo ha dicho que…
Quien tradujo el texto en alemán ? Es un catástrofe y imposible por comprender! siento decirlo, pero soy alemana nativa y pienso que antes de poner una traducción en la red, uno tiene que asegurarse de su forma correcta. Al menos existen buenas ideas en espanol.
Saludos, Nina
Sira Gadea ha dicho que…
Siento los problemas en la traducción. El enlace va al traductor de Google, que ya todos sabemos que no es la panacea. No es una traducción personalizada respecto al texto, que está elaborado en español y, prioritariamente, dirigido a personas que conocen ese idioma.
angape48 ha dicho que…
Buen trabajo. Me ha animado a volver a echar un vistazo al libro sobre sus reconstrucciones de Enrique María Repullés y Vargas que es todo un documento.
Ray ha dicho que…
Me ha encantado ver esa foto de los restos de pintura en el tímpano. Por lo demás, estupendo y completísimo artículo, Sira. Adjunto el enlace a unas tomas más cercanas de los relieves en los que se narra la Parábola de Lázaro y Epulón; me parece muy tierno el detalle de los perros lamiendo las llagas del pobre, y al mismo tiempo aterradora la descripción del infierno en el otro arquillo: https://plus.google.com/photos/105746700950826436338/albums/6041190964483973457?authkey=CJTImNnS9uKxzwE

Un abrazo.
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias por tu comentario. Precisamente en San Vicente Repullés se mostró muy conservador, cosa de agradecer según las nuevas teorías en cuanto a las reconstrucciones históricas. Un saludo, angape48 y bienvenido a Viajar con el Arte.
Sira Gadea ha dicho que…
Tus fotografías son magníficas, Ray. Muchas gracias a ti. Precisamente ayer hablabamos unos amigos del pánico que debían provocar estas representaciones del Infierno en su época. Lo que hoy nos resulta hasta cándido, no me quiero ni imaginar lo que supondría en aquellos momentos. Verdaderamente disuasorias. Un abrazo.

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