La ermita de San Miguel de Gormaz y sus pinturas, en Soria

La pequeña ermita de San Miguel se encuentra a media ladera bajo las murallas del imponente castillo califal de Gormaz, definitivamente conquistado a los musulmanes por Fernando I de León en 1060.

Una de las entradas al castillo de Gormaz, con la
ermita de San Miguel a los pies

San Miguel de Gormaz con el castillo al fondo (1)

Levantada sobre una plataforma aplanada sobre la roca que sirvió de cimentación, presenta planta rectangular de nave única y cabecera cuadrangular. Los muros se componen de encofrado de piedras y cal con los ángulos reforzados con sillares de arenisca y caliza, todo ello cubierto de enlucido interior y exterior, igual que en otras construcciones religiosas de la época, como San Baudelio o Fuentearmegil. La espadaña que luce en la actualidad es un añadido posterior, quizá del siglo XVI.

Espadaña de San Miguel de Gormaz

Sus formas todavía prerrománicas, encuadradas en lo que se denomina “mozárabe” o “arte de repoblación”, hacen pensar en que comenzó a erigirse en los años transcurridos entre la conquista del territorio en 1060 y el cambio litúrgico que se produce en la década de 1080 y en el que se sustituye el rito mozárabe por el romano, pues una de sus consecuencias, de la mano de cluniacenses franceses que lo implantan en la península, es la introducción del estilo románico, ese que ya sí se aprecia en San Miguel de San Esteban de Gormaz, erigida a comienzos del siglo XII.

Evolución de la planta de San Miguel antes de su restauración (2)

En el interior, el pavimento era de mortero de cal y arena sobre la propia roca, recortada y nivelada para lograr la mayor horizontalidad posible. Un detalle de gran interés es la presencia de una pila bautismal excavada a los pies del templo.

La nave comunica con la cabecera, que está elevada, mediante un doble arco de herradura que presenta muchas similitudes con el de San Baudelio, y que ha sido recuperado, pues en el siglo XV había sido sustituido por uno carpanel, tras una concienzuda restauración integral de la ermita que comenzó en 1996.

Aspecto de la ermita en fase de restauración, cuando todavía contaba con el
arco carpanel incorporado en el siglo XV (2)

Doble arco de herradura original reconstruido (3)

Como puede observarse en planta, en origen debió contar con dos puertas, algo que, en principio, resulta extraño, ubicadas en el muro meridional. Una está en el centro, a la que en una fecha indeterminada le fue adosada la portada románica de la vecina desaparecida parroquia de Santiago, con bastantes carencias en su reconstrucción, con capiteles reutilizados como basas, fustes de madera, un sillar reaprovechado con una inscripción romana o visigoda… Y la otra está a los pies, en el extremo oeste del muro, un arco de herradura muy cerrado con los salmeres redondeados y dovelaje típico califal del siglo X y que también se descubrió en la mencionada restauración.

Las dos puertas de San Miguel (4)

Hacia el año 1100 se le añadió un pórtico con tres accesos, dos enfrentados a las dos puertas de la iglesia y uno más en el muro este, y cuatro ventanas semicirculares no muy grandes. En su suelo, lo mismo que en otras iglesias próximas, se encontraron múltiples enterramientos que parecen corroborar su temprana fecha de construcción de comienzos del siglo XII. En los alrededores de la ermita también se ha localizado una necrópolis.

Planta de San Miguel con el pórtico y los enterramientos hallados (2)

Pero lo más llamativo de San Miguel son sus pinturas murales, que cubren la cabecera y algo más de media nave de la iglesia y que se fechan a comienzos del siglo XII, también descubiertas durante las excavaciones arqueológicas y consolidadas tras una importante labor multidisciplinar que ha hecho posible que hoy puedan exponerse al público. 

Parece deliberado que la parte hacia los pies no presente decoración, con un límite que incluso se señala con cenefas, lo que indica que no es que el trabajo no se terminara.

Nave de San Miguel tras la restauración (2)

Vista de la nave hacia los pies, donde ya no hay decoración mural (2)

Estas pinturas fueron realizadas, muy probablemente, por el mismo taller que trabajó en la cercana ermita de San Baudelio de Berlanga, la de la Vera Cruz de Maderuelo, en Segovia, y la de San Martín de Ávila, esta última con restos también recientemente descubiertos y restaurados. Además, se aprecian similitudes con las pinturas románicas del valle de Boí, sobre todo Santa María de Tahull en Lérida, y que podrían estar en relación con que el señor de Berlanga entre 1130 y 1136 fue el aragonés Fortunio Aznárez, un dato importante para establecer su datación. Son semejanzas que no necesariamente indicarían un mismo maestro o taller sino conceptos estéticos similares y modelos extraídos de las pinturas murales italo-bizantinas y de códices, que se extendieron gracias a pintores itinerantes y a la necesidad de la Iglesia de reforzar sus dogmas y hacerse presente en los territorios conquistados a Al-Ándalus.

La técnica empleada fue el temple sobre mortero de cal y arena, usando rojos, ocres, ocres amarillos y ocres tierra, negro carbón y blanco, lo típico de las pinturas románicas del momento.

Anteriores a este ciclo parecen ser ocho sencillas cruces patadas distribuidas por los muros, muy similares a otras dos encontradas en SanBaudelio. Estas cruces también están presentes en algunas antiguas iglesias del prepirineo conocidas por su decoración románica, como en la cabecera de la catedral de Roda de Isábena. Se cree que en total serían catorce las presentes en San Miguel. Su interpretación no es segura: hay quien apunta a una de las manifestaciones más antiguas de un Via Crucis y otros que creen que podrían ser simples cruces de consagración.

Una de las cruces patadas conservadas en los muros

Las pinturas románicas muestran escenas figuradas, narrativas y simbólicas repartidas por toda la cabecera y los muros norte y sur de la nave de la iglesia, un contenido que se completaría con las escenas del testero de la cabecera, perdidas, seguramente, cuando se sustituyó el arco de herradura por el carpanel en el siglo XV.

La decoración en la nave de la iglesia se distribuía en tres registros horizontales separados por bandas decorativas ocupando toda la superficie, desde el arranque de los muros hasta el apoyo de la cubierta de madera.

Esquema de las pinturas del muro del Evangelio (2)

Pinturas del muro del Evangelio en la nave

Esquema de las pinturas en el muro de la Epístola (2)

Pinturas en el muro de la Epístola de la nave

Apenas se conserva nada del registro inferior. Por lo que se recuperó al retirar un banco corrido adosado a todo el perímetro de la nave, construido con posterioridad a la decoración, se ha deducido que lo representado eran cortinajes figurados alternando tondos grandes y pequeños enmarcando aves con las alas desplegadas o leones y decoración geométrica radial respectivamente, una pintura que también está presente en el presbiterio, y similar, además, a la que presentaba San Baudelio y que se supone que también tenía la Vera Cruz de Maderuelo, con el mismo esquema compositivo en los tres templos.

Comenzando por el friso superior norte, sobre un fondo de bandas de color alternando colores claros y oscuros y que es común en toda la decoración, se distinguen, de izquierda a derecha, la Anunciación, la Visitación, el Anuncio a los pastores y la Natividad.

La escena de la Anunciación está muy perdida, distinguiéndose solo la cabeza del arcángel Gabriel y algunos trazos de la Virgen. En la Visitación se adivinan las cabezas nimbadas de la Virgen y Santa Isabel y sus mantos, abrazadas en presencia de una figura masculina muy perdida y que podría ser, según la narración evangélica, Zacarías. En el Anuncio a los pastores, que lo habitual es que aparezca después de la Natividad, como correspondería al orden cronológico de los hechos, aquí trastocados, está bien conservada la figura del ángel, de pie dirigiéndose a los pastores.

El Anuncio a los pastores

En la Natividad, única escena que no tiene las bandas de fondo sino una representación esquemática de montículos, quizá símbolo de una montaña, la Virgen aparece a la izquierda, enmarcada en mandorla lobulada, reclinada y envuelta en un manto azul oscuro con el Niño fajado en la cuna, representada en perspectiva abatida. A la derecha está san José bajo un arco soportado por columnas, quizá evocación del portal de Belén, separado de la Madre y su Hijo, forma habitual de representarlo en el románico para hacer hincapié en la virginidad de María.

La Natividad

Siguiendo con las escenas del friso superior del sur, con iguales franjas de fondo y de nuevo de izquierda a derecha, se observan las escenas de la Comitiva de los Reyes Mayos y la Matanza de los Inocentes. En la de los Reyes, la figura mejor conservada es el primer jinete que parece indicar con la mano derecha la estrella que les guía. Se separa de Herodes mediante una franja vertical, quizá una columna, aunque parece haber intencionalidad en relacionarlas, en referencia al episodio del Evangelio de San Mateo que narra cómo les pide a los magos que a la vuelta de ver al Mesías, le comuniquen dónde está para adorarle él también, aunque todos sabemos que sus intenciones eran otras, y que al no ser avisado, ordena la matanza de todos los niños menores de dos años, la escena que viene a continuación y que está bastante perdida. En ella parece adivinarse de nuevo la figura de Herodes presenciando la escena.

Cabalgata de los Reyes Magos

Matanza de los inocentes

Para completar el Ciclo de la Vida de Jesús, faltarían la Epifanía y la Presentación en el Templo, que sí se conservan en San Baudelio, y que quizá aquí estuvieran en el testero de la cabecera.

En el friso inferior norte aparecen tres escenas de contenido diverso, sin que parezcan tener relación directa con las ya descritas ni entre ellas mismas. De izquierda a derecha, vemos primero un santo nimbado con vestiduras de diácono con la mano derecha bendiciendo. Está bajo una arcada y ocupa una posición preeminente en el templo, justo frente a la puerta principal, por lo que era la primera imagen que vería el fiel al entrar, pudiendo ser el santo titular u otro santo de especial devoción en ese momento.

Santo nimbado frente a la puerta de acceso

Después hay una escena de un combate a caballo entre dos grupos de caballeros flanqueada por sendas atalayas con ventanas en las que asoman cabezas; entre las almenas de la de la derecha un personaje toca un gran cuerno y al lado de la de la izquierda hay otro con una ballesta. Quizá refleje algún acontecimiento coetáneo a las pinturas, una época de mucha actividad guerrera, o ser una representación simbólica de a lucha entre el bien y el mal.

Lucha entre caballeros flanqueada por atalayas

Atalaya con refugiados y arquero a la izquierda de la
escena de lucha

Y a continuación se representa a Las tres Marías, María Magdalena, María de Santiago y María Salomé, con túnicas de distintos colores y sujetando pomos de perfumes con su mano izquierda y señalando con la derecha al muro del testero de la cabecera, donde, seguramente estaría el Santo Sepulcro, lo mismo que en San Baudelio, aludiendo directamente a la Resurrección de Cristo, del que ellas fueron testigos.

Las Tres Marías

Finalmente, en el registro inferior sur aparecen otras tres escenas, con la Psicostasis o Pesaje de las almas en el Juicio Final en el centro, flanqueado por el Paraíso, a la izquierda y el Infierno a la derecha. El arcángel san Miguel sostiene una balanza con la que pesa las almas mientras un pequeño diablo intenta trucar el pesaje. Bajo el platillo izquierdo de la balanza se lee la inscripción “MIHE”, en referencia al arcángel.

Psicostasis o Pesaje de las almas

Los justos descansan en la paz eterna, representados en los regazos de tres personajes enmarcados por árboles, quizá la representación del Paraíso, con una torrecilla, quizá reflejo de la Jerusalén Celeste.

Los justos en el regazo de tres personajes que hay autores que identifican con Abraham,
Isaac y Jacob, con una torrecilla y árboles de especies diferentes

Mientras, los condenados se agolpan al lado del Infierno, una gran serpiente de dos cabezas que devoran sendos hombres; está enroscada y a su vez contiene otro gran monstruo encadenado a un poste, quizá en relación con lo que dice el Apocalipsis de que se libera una vez cada mil años, que también está devorando varios cuerpos, todo ello rodeado de bestias demoniacas atormentando a los condenados.

Representación del Infierno

Detalle de una de las cabezas de la serpiente

Ya en el presbiterio, en la bóveda aparece la Maiestas Domini del Juicio Final, en mandorla, con la mano derecha bendiciendo. Está flanqueada por cuatro figuras aladas a cada lado que presentan dificultades para su interpretación.

Maiestas Domini en el centro de la bóveda del presbiterio

Se cree que los cuatro de los extremos podrían ser los Evangelistas, lo mismo que en la ermita de la Vera Cruz de Maderuelo. En cuanto a las dos parejas centrales, podrían ser san Miguel, protagonista de la lucha contra el Demonio y el resto de ángeles rebeldes, acompañado de un querubín, y san Gabriel, el que anuncia la Venida del Mesías, preludio de la victoria final, junto a un serafín.

Figuras a uno de los lados de la Maiestas

El que podría identificarse con san Miguel muestra casulla y estola similares a las de la figura que recibe a los fieles dando la bienvenida a la iglesia en el muro norte y que ya hemos visto que algunos investigadores también identifican con el santo titular.

En cuanto a los muros, en el registro superior se representan los Veinticuatro Ancianos del Apocalipsis que, junto a los Evangelistas, forman la corte del Juez Supremo. Alternan los que llevan una copa con los que tocan la vihuela. En el centro del muro sur se ubica una credencia decorada con roleos vegetales.

Detalle de los Ancianos y la credencia en el muro de la Epístola del presbiterio

Detalle de uno de los Ancianos

En el testero de la cabecera se abre una ventana de medio punto con el intradós decorado con la paloma del Espíritu Santo inserta en una pequeña mandorla y con la cabeza hacia arriba, igual que en Maderuelo pero al contrario que en San Baudelio.

Paloma del Espíritu Santo en la ventana del testero de la cabecera del presbiterio

El programa del presbiterio se completa con los lunetos. En el de la cabecera se continúa la representación de distintos pasajes del Apocalipsis, con una cruz griega patada con un medallón con el Agnus Dei en el centro, sujeta por dos ángeles con las alas desplegadas a su vez flanqueados por sendas figuras arrodilladas, posiblemente Abel a la izquierda, y Melchisedec a la derecha, si de nuevo tomamos referencias de San Baudelio y la Vera Cruz. El otro luneto podría representar la Creación de Adán y Eva.

Testero de la cabecera, con luneto presidido por el Agnus Dei

Luneto con una posible representación de la Creación de Adán y Eva

La Maiestas Domini, el Agnus Dei y la paloma del Espíritu Santo forman el concepto de la Trinidad, uno de los dogmas más importantes del cristianismo. Además, si admitimos que en el luneto de la puerta estaba representada al Creación de Adán y Eva narrada en el Génesis y lo unimos al Juicio Final del Apocalipsis de la bóveda, el conjunto iconográfico también estaría representando el principio y el fin, recordando al fiel que al final de los tiempos Dios volverá para juzgar a los hombres y que los justos recuperarán el paraíso perdido.

En el registro inferior se pueden observar mejor los cortinajes figurados que también estaban en la nave de la iglesia, muy similares a los de San Baudelio y la Vera Cruz de Maderuelo.

Detalle del registro inferior del presbiterio, donde se reproducen unos cortinajes
que deben ser muy similares a los que presentaba la nave (2)

El esquema general de estas pinturas responde al modelo básico de las iglesias románicas, que se conformaban casi como la única fuente de información para el fiel, auténticas parábolas que daban las pautas para su vida y proporcionaban la esperanza de la salvación, pero también mostrando los peligros de la condena en el infierno, abarcando las tres principales temáticas románicas, con una manifestatio, plasmada a través de la Trinidad, una narratio, mediante las escenas de la Vida de Cristo y una testificatio, a partir de la presencia de san Miguel, titular de la iglesia que da fe de la veracidad de lo allí representado, además de ser el jefe de los Ejércitos de Dios, protector de la Iglesia Universal y garantía última de la victoria sobre el demonio al velar por la justa valoración de las obras del hombre y acompañar su alma hasta el paraíso.

Finalmente, el que media nave hacia los pies no estuviera decorada hace intuir que la parte pintada podría haber estado separada físicamente, quizá con un cortinaje, del resto, creando dos ámbitos con funciones litúrgicas distintas. Los cortinajes son propios de todas las religiones mistéricas y ya en el siglo VI aC. Pitágoras, durante los tres primeros años de aprendizaje sólo permitía a sus alumnos escucharle tras una cortina, siendo admitidos “al otro lado del velo” si lograban superar los exámenes. El espacio a los pies podría haberse destinado a catecúmenos, de ahí la existencia de la pila bautismal excavada en el piso y de una segunda puerta de acceso a la nave.

Así, la iglesia contaría con un espacio arquitectónico unitario pero dividido litúrgicamente en tres ámbitos: presbiterio para los oficiantes, algo más de media nave para bautizados, con hombres y mujeres separados en lado del Evangelio y de la Epístola respectivamente, y un último ámbito, sin decoración alguna, para los no bautizados en espera de ser admitidos en el seno de la Iglesia.

Y para terminar, quiero darle un gran abrazo agradecido a la arqueóloga Consuelo Escribano Velasco, que fue la que hizo posible que disfrutara de sus maravillosas explicaciones y de las de Arturo Balado Pachón, que nos relataron, de primera mano y emocionándonos, todo el proceso de excavación, descubrimiento y restauración que protagonizaron durante varios años recuperando esta pequeña gran joya de la Historia del Arte.

Otras IGLESIAS en Viajar con el Arte:

Santa María de la Asunción de Gumiel de Izán, en Burgos
Santa María la Real de Aranda de Duero en Burgos
San Miniato al Monte de Florencia
San Esteban de Salamanca
"La Clerecía" de Salamanca
San Vicente de Ávila
San Ildefonso de Toledo
San Román de Toledo
San Sebastiano en Venecia
San Zaccaria en Venecia

Imágenes ajenas:

(2) ESCRIBANO, C. y HERAS, E. (Coord.), San Miguel de Gormaz. Plan para la recuperación integral de un edificio histórico, Valladolid, Junta de Castilla y León, 2008. DVD.

Fuentes:

ESCRIBANO, C. y HERAS, E. (Coord.), San Miguel de Gormaz. Plan para la recuperación integral de un edificio histórico, Valladolid, Junta de Castilla y León, 2008.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Gracias, Sira, por un artículo tan elaborado sobre San Miguel de Gormaz. Con tus palabras e imágenes hemos vuelto a viajar con el arte. Un abrazo grande.
Ana.
Sira Gadea ha dicho que…
Fue un "viaje" emocionante e inolvidable que va irremediablemente unido a ti, tus frutis y el califa, Un beso muy fuerte.
nacho san marcos ha dicho que…
Muy buen conjunto de nuestro Patrimonio Histórico-Artístico. Gormaz bien merece una mañana de visita. La fortaleza es impresionante en dimensión y vistas. Me dió la sensación de que está bastante abandonado y que necesita señalización de recorrido, con paneles de explicación. A sus pies la Ermita es un pequeño tesoro, que forma un curioso conjunto con la roca anexa. Es de agradecer que haya una persona muy amable que explica el edificio y las pinturas, disponiendo además de una publicación. Como siempre muy buen reportaje Sira. Gracias por exponernos esta joya
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias por tus palabras, Nacho. Tú lo has dicho, la fortaleza es impresionante, visible a varios kilómetros y aún así, sorprendente en sus dimensiones cuando finalmente estás ahí arriba, como dominando el mundo. Y la ermita... qué te voy a decir... muy emocionante ¡¡y pensar que hasta hace apenas unos años no se sabía que eso estuviera allí!! La labor de recuperación del Patrimonio y el buen hacer de los arqueólogos y del resto de profesionales que trabajaron en ella hasta dejarla así es impagable!!
Esteve i Esther ha dicho que…
¡ Y pensar que la iban a derribar antes de descubrir los frescos !.
Muy bueno el artículo Sira.
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, pareja. Es un lugar mágico, impresionante, muy evocador y es una suerte que se haya podido recuperar. Ah... una cosita: son pinturas murales pero no están hechas con la técnica del fresco, sino con temple, que utiliza como aglutinante el huevo. Precisamente se averiguó en la campaña de restauración realizada desde 1996 hasta mediados de la década del 2000, la que hizo posible que ahora podemos admirarlas.
Anónimo ha dicho que…
Cuando yo estuve, hace un par de años, me quedé asombrado como en un lugar aparentemente desierto y abandonado podía haber sobrevivido tanto arte y belleza.
Muchas gracias por recordarme los campos sorianos, Sira.
Anónimo ha dicho que…
Me ha gustado muchísimo y te doy las gracias por un trabajo tan exhaustivo. Soledad Navarro
Sira Gadea ha dicho que…
Tienes razón, el enclave contribuye en gran medida a que la ermita nos parezca aún más impresionante. Quizá sea precisamente el que esté donde está lo que haya posibilitado que no fuera derribada, sin problema alguno de especulación inmobiliaria. Muchas gracias a ti por tu comentario. Soria es una maravilla e injustamente desconocida.
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias a ti, Soledad, por estar ahí e interesarte por lo que hago. Un cariñoso saludo.
Lilith ha dicho que…
Concienciada y documentadísima, como siempre.
Una vez más, me has enseñado un montón de cosas nuevas y ya he actualizado mi larguísima lista de pendientes con esta iglesia y sus pinturas. Tengo que admitir que esa representación del infierno me ha sobrecogido especialmente.
¡No hay patrimonio que se te resista!
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Lilith. Pues si vas, ni se te ocurra no subir hasta la fortaleza califal, por lo impresionante que resulta y por los paisajes, inolvidables. Lo del Infierno es para sobrecoger y mucho más. No me quiero ni imaginar el pavor que despertaría en el siglo XII. Un beso, y otro para tu agregado cultural.
Manuel ha dicho que…
Mi enhorabuena por tan magnífico y exhaustivo trabajo. No conocía esta ermita y me ha impresionado mucho la belleza de la misma, y la cantidad de arte que hay en esas pinturas, es un tesoro de la historia.
Saludos.
Sira Gadea ha dicho que…
Muchísimas gracias, Manuel. Y tienes razón, un auténtico tesoro de la historia que podría haberse perdido. Un saludo y espero seguir "viéndote" por aquí.
Antonio Banús ha dicho que…
No se si comenté algo la primera vez que lo leí, pero como siempre fantástico
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Antonio. Un abrazo.
Consuelo Escribano Velasco ha dicho que…
Maravillosa, atenta, buena comunicadora.
Sira Gadea ha dicho que…
Me sonrojas. Un besazo grande grande grande. Te quiero.
Anónimo ha dicho que…
Durante el fin de semana largo pasado, estuve visitando la ermita de San Miguel, y llegué tan impresionado que, en cuanto tuve un momento, revolví la red buscando más información sobre aquél pequeño tesoro. Este es sin duda el lugar que más me ha gustado y me ha hecho revivir la experiencia de aquella visita.

Mi felicitaciones por el gran trabajo que has hecho, no sólo en esta entrada -que me he tomado la libertad de referenciar en mi sitio-, si no en todo el blog, al que he estado visitando estos últimos días.

Un saludo
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, debatz (o quizá... ¿debería llamarte D'Artagnan?). Ésta es una entrada muy especial para mí y me encanta que te haya gustado. Es un honor que la referencies. Un saludo.
Anónimo ha dicho que…
Impresionante Sira.
Las pinturas bellísimas con su color patinado...
Gracias una vez mas.
Victoria Del Río.
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Victoria. Sí que son bellas.
Suni Mocholi ha dicho que…
Estuve hace algún tiempo, me encantó el lugar. Gracias por aportar esta entrada de un lugar que para much@s es desconocido.Un abrazo

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